En el mes de enero se presenta el problema de quitar el árbol de navidad.
Si se ha tenido la buena idea de regarlo, varias veces, mientras ha permanecido dentro de nuestra casa cabe la posibilidad de éxito al transplantarlo en el exterior, un jardín o el balcón. La mayor dificultad es la de la adaptación a condiciones ambientales totalmente deferentes. Tras haber permanecido en la atmósfera cálida y seca de la vivienda el paso al helado jardín invernal es mejor hacerlo poco a poco. Es conveniente trasladarlo primero a un local sin calefacción y muy luminoso y plantarlo en el exterior cuando deje de perder las acículas y le hayan salido nuevas.
En el caso de que el pino navideño no haya sido regado seguro que encontrarán el suelo lleno de las acículas y presentará un aspecto lamentable. Yo creo que en este caso lo mejor es llevarlo a un contenedor de restos de poda o cortarlo y utilizarlo como combustible en la chimenea de leña.
En Navarra es obligatorio vender los pinos navideños con su cepellón, es decir con raíces y tierra, es en este caso cuando el pino puede soportar las navidades en casa y tener posibilidades de ser transplantado posteriormente.